lunes, 9 de mayo de 2011

Propósitos de enmienda

La gente suele hacer propósitos de enmienda en Año Nuevo. Lo típico de 'a partir del 1 de enero me pongo a dieta, voy a salir a correr y voy a aprender inglés'. Pues yo eso lo hago el primer día del año, el día de mi cumple, el 20 de septiembre....y últimamente cada quince días. No lo puedo evitar, es dejar de trabajar y pensar en todo lo que no tienes o quieres cambiar y lo peor es que no sabes siquiera por donde empezar, así que empiezo por la tontería de los propósitos.

El sábado pasado tocó descanso y cómo no, allá que me fui yo con mis propósitos de buena esperanza. Menos mal que esta vez no me dio por escribirlos, porque si los fuera acumulando mes tras mes y año tras año me daría cuenta de que son prácitcamente los mismos desde 2003. No sé si es que ya se han convertido en algo imposible o que estoy tan cerrada que soy incapaz de salir de esta espiral en que me encuentro y que me absorbe.

Sea como fuere el resultado de toda esta parrafada fue un auténtico centrifugado de lavadora, de los buenos, de los que te dejan con dolor de cabeza y pesadillas durante dos días. Conclusión de todo ello: una indigestión de chocolate y nuevos propósitos de enmienda. No, no. Esta vez he sido más realista y me he propuesto una única cosa (el resto están por ahí, detrás): actualizar más a menudo el blog.

En principio me lancé y pensé en dos entradas a la semana. Luego me reí de mi misma y pensé en una. Al final he decidido que la cosa se va a quedar con dos entradas al mes, como objetivo y a ver si lo logro. Y si salen más, bienvenidas sean. Otra cosa es que las entradas van a ser super interesantes. El que avisa no es traidor.
 

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