domingo, 14 de diciembre de 2014

La burbuja de los blogs de moda, deseries,... El día que exploten todas

La burbuja de los blogs, la de los seriéfilos-reconvertidos por obra y gracia en críticos televisivos, incluso la de los community manager... Por suerte, y por desgracia, las he conocido todas, y a buen seguro que hay otras muchas que no he conocido de cerca pero que han surgido de un modo similar y tendrán un final parecido. Las razones que explican su nacimiento son las mismas y a buen seguro que el día que desaparezcan ocurrirá lo mismo: volveremos a ser como antes.
Los blogs se generalizaron hace más de 10 años y, sin embargo, ha sido en los últimos cinco o seis años que se empezó a hablar de burburja bloguera. Con los community manager otro tanto, al igual que los seriéfilos, que proliferaron a la sombra de la generalización de páginas de descargas y torrents. ¿Qué tienen todas estas burbujas en común? Que son gratuitas, siempre y cuando cuentes con una conexión a internet, y una forma de matar el tiempo.

Esto está relacionado con el hecho de que nacieron en el momento en que se gestó la gran crisis económica, con lo que eso significa: más gente, sin empleo sin nada que hacer y mucho tiempo libre delante del ordenador. Eso y la golosa idea de querer ser como Isasaweis: convertir un hobbie en un modo de vida. Algunos lo consiguen, pero lo cierto es que son muy pocos en comparación con la cantidad de personas que lo intentan.

Pero no pasa nada por intentarlo. Hacerse un blog es gratis, no exige ni siquiera un compromiso de publicaciones para poder tener tu propio espacio en la red, en la que ofrecer consejos, reviews y opinar como si fueras experto en la materia. ¿En qué materia? Eso da lo mismo. Porque puedes saber de maquillaje, de producción audiovisual e, incluso, de emprendimiento sin saber siquiera maquillarte, haber visto una serie que no fuera española ni estadounidense, ni, mucho menos, haber puesto en marcha un negocio por tu cuenta. De las blogers que se creen nutricionistas ya os hablé.

Eres capaz de aleccionar a todos sobre qué deben hacer en las redes sociales -al fin y al cabo eres un community manager porque tuiteas mucho-, cómo deben vestirse o qué deben contratar las cadenas de televisión, que han de seguir única y exclusivamente tu criterio para hacerlo. ¿Los motivos? Te crees más listo que otros y que tu opinión ha de prevalecer por encima de la del resto de mortales. El por qué lo crees es algo que aún no he logrado comprender, y mira que me intriga.

El problema no es que tú te lo creas es que haya quien te aleccione. Y con 'que haya' me refiero a empresas que tiran de blogueras de moda para promocionar en sus redes sociales lo mismo champú que tampones (quedé traumatizada con cierta actividad de Tampax, lo reconozco) o leche, cacao, avellanas y azúcar. 
En el mundo de los seriéfilos esto son las cadenas que invitan a actos a todo aquel que dice tener un blog de televisión por el mero hecho de que se escriba de su nuevo producto. En ambos casos ocurre lo mismo, que hemos llegado a un punto se les ha ido de las mano a quien invitar y ya no tienen cabida en los saraos tantos blogers como quisieran. También puede ser que hayan dejado de ser tan rentables como se creían y vale más invitar a dos que a 200.

Y a ver quién es el guapo que le explica a uno que es que su blog tiene 200 visitas al mes y la bitácora del de al lado 200.000 y por eso a él lo invitan y a ti no.Conste que yo, a la que no le va nada en este tipo de sarao lo he intentado varias veces y han acabado poco menos que mordiéndome.

Porque una cosa es que tu blog sea de andar por casa, pero otra el tamaño de tu ego. Hay veces que parece que cuanto más pequeño, más ego. Tanto que un bloger seriéfilo cobra en ego en vez de dinero -parece ser que hay algún otro que sí cobra en metálico.

Cuando no te recompensan económicamente ni tampoco cubren tus cotas de egocentricidad te desmotivas, ves que no es posible conseguir tu objetivo de convertirte en Isasaweis e, incluso, puede que para entonces hayamos salido de la crisis y hayas encontrado un trabajo al que dedicar tu tiempo. 

Y entonces será cuando explote la burbuja, cuando volvamos a ser como antes, cuando había especialistas y profesionales en ciertas materias cuyo criterio puede gustarte más o menos pero que, al fin y al cabo, son los que acaban marcando las tendencias.

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