miércoles, 26 de agosto de 2015

Lo mejor (y menos evidente) de vivir solo

Hace unas semanas escribí un post sobre lo que nadie te cuenta de vivir solo. Con los días me di cuenta que había cosas que se habían quedado en el tintero, así que hoy va una especie de segunda parte: lo mejor (y menos evidente) de vivir solo.


Reírte a pleno pulmón. Y éste es uno de los grandes descubrimientos de la fase de independencia: cuando vives solo te ríes mucho más. Puedes pegarte carcajadas por las cosas más ridículas o por la última escena de la película que estás viendo.

¿Lo mejor? No tendrás la necesidad de tener que dar explicaciones al de al lado o tener que controlarte para que no piense que estás chiflado cuando llevas dos horas riéndote con el mismo vídeo de Youtube.

Bailar por casa. Vale que esto lo puedes hacer en una casa compartida si no tienes vergüenza (o si bailas muy bien). Como no es el caso de ninguna de las dos cosas yo solo bailaba cuando estaba sola, como si fueras Macauly Culkin. 

Cuando vives solo puedes bailar en cualquier momento. En la cocina. En el pasillo. En el baño. Lo único: ten la precaución de correr las cortinas para que no te vean desde la calle porque el ridículo puede ser mayor. Bueno y no dejarte llevar por la emoción que no sería la primera vez que un pie resbala y al suelo.


Andar desnudo por casa. Quien dice desnudo dice con poca ropa, en bragas, en albornoz, sin sujetador (alivio)... Si en los puntos anteriores os hablé de lo importante que son las cortinas y las ventanas aquí es fundamental si no quieres acabar convirtiéndote en el exhibicionista del barrio.

Hay que tener en cuenta que la ausencia de ropa hay que equilibrarla con una temperatura adecuada para no pillar corrientes y catarros cada dos por tres. Nada que un poco de calefacción en invierno y una ventana en verano no puedan conseguir.

Cantar a grito pelao. Va en la línea del punto anterior, como era de esperar. Lo único que has de cuidar es el volumen de la voz, tener las ventanas cerradas y que sean unas horas en que no corras el riesgo de despertar a los vecinos con tus alaridos.

¿Lo mejor? Combinar este punto y los bailes caseros y montarte coreografías de Abba (o de quien se tuerce) en casa usando la escoba como micrófono, como si estuvieras dándolo todo en un escenario.


No quitarte el pijama ni hacer la cama en todo el día sin que nadie te juzge. Ya sabéis que tengo 10 motivos por los que vivir en pijama y lo son aún más desde que vivo sola. Puedes pasar el fin de semana en pijama (salir a la calle está sobrevalorado) y si te gusta el riesgo puedes hasta bajar la basura sin quitártelo.

Puedes usar el mismo pijama que tenéis con 16 años sin que nadie te diga nada por andar con una camiseta sin casi dibujo y unos pantalones descosidos. Puedes ponerte el pijama de Navidad en noviembre (win, win, win).

Montarte fiestas particulares. Cuando uno se va a vivir solo se cree que va a montar fiestas todos los fines de semana o, cuando has llegado a cierta edad, que organizarás cenas. ¡iluso! Lo mejor son las fiestas individuales que acabas por montarte en el sofá, en pijama, con un buen suministro de chuches y bebida.

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