jueves, 9 de abril de 2015

Hoy quiero confesar que...veo series españolas

Hoy quiero confesar que yo veo series españolas... y norteamericanas y nórdicas y británicas, incluso italianas. Y este año me he propuesto firmemente ver alguna francesa aunque los subtítulos no están mucho por la labor.

Si me seguís en Twitter puede que se os acabe de caer un mito (¿cómo puede ver series españolas sabiendo apreciar la calidad de las extranjeras -estadounidenses, básicamente?). Si me conocéis algo más estaréis muertos de la risa porque, al igual que muchos vosotros, crecí viendo series españolas y luego descubrí las que llegaban de Estados Unidos. Nota mental: un día tengo que dedicar un post a La 2 y a Canal Plus en abierto.

Yo veo series. Puede que no entienda mucho o que no tenga criterio tenga un criterio diferente a otros (ya sabéis de mi adoración absoluta por las mamarrachadas) pero lo que nunca he hecho ha sido juzgar una serie por su nacionalidad. Bueno, salvo que tenga que vérmelas para encontrar subtítulos. Que eso son palabras mayores.

Su argumento, sus actores, su estética... pueden hacer que me plantee ver o no una serie. Pero una vez que veo el primer capítulo lo que importa es que me guste, principalmente que me entretenga. Que a veces nos olvidamos que el objetivo con el que nació la televisión (y por ende todo lo que emite) fue entretener al público. Y si echo cuentas de manera proporcional abandono tantas series españolas como extranjeras.


Una serie puede ser la caña desde el punto de vista técnico y conseguir que yo me duerma tres veces en un capítulo. Sí, hablo de True Detective. Puede que sea un viaje a los infiernos y que el autor te quiera hacer recapacitar sobre la naturaleza humana y yo me pase lo que dura el episodio mirando el reloj. Sí, Mad Men, la primera parte de la última temporada. Si no me entretiene, no me gusta, no la veré, pero eso no significa que sea mala, solo que a mi no me gusta.

Por eso no entiendo esa obsesión por tildar las series españolas de malas. ¿Si no las ves, qué más te da? Ya de lo mal que yo llevo generalizar ni hablamos porque entonces este post aún va a ser más eterno de lo que ya es. ¿Cómo puedes tildar de malas las series de un país cuando hace 15 años que no ves una? Esto tú se lo preguntas a alguien 'de la calle' y te dirá que no, que no se puede. Pues en mi Twitter lo hacen casi a diario.

¿Cómo puedes decir que El ministerio del tiempo es lo mejor que se ha hecho en España y abre el camino a la senda por la que deben ir cuando no has visto Crematorio, Los misterios de Laura o Gran reserva? Pues sí, en mi Twitter lo dicen. Y oye, que ni se sonrojan. en todo caso disculpan los fallos que tiene aunque no sean ni la mitad de tolerantes con otras, que ni ven.
Pero el más ridículo todavía es cuando quien no ve series españolas, no sabe cómo funcionan las audiencias españolas, ni si una cadena ha invertido una cantidad de euros de la leche en una producción internacional, pide la cancelación inmediata y cese de emisión de una serie. Sí, hablo de Alatriste.

Las series españolas han sido tan importantes en mi vida que la primera serie que dejé era española. Fue Médico de familia y no fue porque en plena adolescencia fuera realmente consciente de que era un bodrio, sino por fobias personales. Es uno de los motivos por los que a día de hoy, dos décadas después, descarto y abandono o idolatro series. Los desayunos patrocinados por Pascual me parecían un horror, también os lo digo, pero era lo que había.

Son tan importantes que creo que varios veranos vi Verano azul, aunque nunca lloré con la muerte de Chanquete. Sí lloré, y mucho, con Farmacia de guardia. Aún se me erizan los vellos al recordar el capítulo en que invitan a cenar en Nochebuena a un mendigo. No me perdía uno de Al salir de clase después de comer y acabé 'repunando' a todos los de Compañeros (salvo Guille, el de Farmacia de guardia).

Pepa y Pepe es una de las series que recuerdo con más cariño y Curro Jiménez, aunque no me acuerde casi de ella, pero era una serie que veía en casa de mis abuelos. Periodistas marcó algo y siempre he querido tener un jefe como Coronado (y no, no lo he conseguido aún), pero a partir de la llegada del nuevo milenio dejé de ver tanta serie nacional.
Fueron los últimos años de la carrera, los primeros de trabajo y la llegada de una cosa maravillosa. Bueno dos. Primero que nos pusieron Telecable en casa. No sé cómo no morí de gozo al tener FOX, AXN y Cosmopolitan. Creo que debe ser algo parecido a que me pongan series british en un canal 24 horas. Después llegó la generalización de internet. Algo que es aún más importante cuando tienes unos horarios peculiares que hacen que llegues a casa cuando acaban las series (sí, las españolas también).

Fue por eso que empecé a ver series estadounidenses. ¿Por qué? Pues porque eran las que yo veía en la tele pero no podía ver en su horario de emisión. Mi momento cumbre fue engancharme a CSI cuando ya existían las tres pecuelas y después de haber visto capítulos sueltos en Telecinco y AXN. Lo que tuve que hacer para descubrir cuales había visto y cuales no y poder descargármelos debió ser más complicado que un trabajo fin de carrera.

A partir de ahí ya entré en una debacle en que elegía series para ver según la foto de portada de la página de descarga directa. Eso de que una imagen vale más que mil palabras, cuando es un libro o un póster, conmigo funciona. Mucho. Y vendrían mis adoradas british y mis inigualables nórdicas y así llegamos hasta hoy en día, en que mi menú seriéfilo se compone por series mayoritariamente estadounidenses (no porque sean mejores, sino porque tienen muchísima más producción y más promoción), europeas y, como no, españolas.

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