jueves, 3 de marzo de 2016

Nos puede más la nostalgia televisiva

Somos unos nostálgicos y eso es algo que se acentúa con la edad. Hace unos años empecé a notar como yo misma me convertía en una abuela cebolleta rememorando anécdotas de mi juventud y no tardé mucho en decir eso de "ya no se hacen series/películas/discos como antes", la versión cultureta de "cualquier tiempo pasado fue mejor".

Y apelar al pasado es algo que funciona. Sean diez o veinte años -estando en la treintena no puedes ir más atrás porque no existíamos. Funciona porque aunque la realidad no sea igual de buena que el recuerdo sigue generándonos esa nostalgia que puede con todo.

Es lo que pasa con algunas de las "nuevas" series que se han emitido en las últimas semanas y las que quedan por venir. Porque si funciona con otros productos, por qué no va a hacerlo con el mío.


Eso deben pensar las cadenas de televisión que deben andar buscando revivals hasta de series que cancelaron a los cuatro días de emitirlas pero que tienen un algo que pueda apelar a esa nostalgia televisiva que tan bien funciona.

Y conmigo la primera, que la carne es débil. Que a una le dicen que vuelve Expediente X y se pone a hacer cola para verla. Qué más da que no recuerde prácticamente nada de la serie original, que no sé ni siquiera vi las dos ¿o eran tres? películas que hicieron después. NOTA: vivo en Asturias y por entonces no había torrents.

Da igual. Yo estaba loca por Duchovny y sus aliens y no voy a dejar pasar la oportunidad de ver cómo ha envejecido Mulder. Por cierto que no ha envejecido demasiado mal -sobretodo después de haber sido Hank Moody- pero lo de Gillian Anderson es para hacerle un monumento.

No voy a entrar en si la serie original me parece mejor que la nueva, no la recuerdo tanto como para comparar. Mi nostalgia televisiva os diría que sí, sin lugar a dudas. Pero reconozco que la vuelta no es tan espectacular como pensaba, que viene a ser más de lo mismo sin grandes novedades. 

Y que si en el Expediente X original la obsesión de Mulder era que los extraterrestres habían secuestrado a su hermana -eso lo recuerdo bien-, en esta la de Scully es haber dejado a su hijo para librarle de los aliens. Ellos también crecen y sus preocupaciones no son las mismas.


Luego está la idea de Fuller House (me niego a llamarla Madres forzosas, parece una broma de mal gusto) que cogen a los que hace 20 años eran chicos, los vuelven adultos y les ponen los mismos dramas que antaño tuvieran los otros adultos.

Y por si tienes miedo a que aún así no funcione se pasan la primera temporada (han anunciado una segunda) trayéndote de vez en cuando a alguno de esos adultos, porque ellos mismos saben que atraen más que los nuevos protagonistas.

Repiten las mismas bromas que hace 20 años, comentan las ausencias de las gemelas Olsen en cuarta pared y no convence de ninguna de las maneras. No, ni siquiera llega al grado de resultona, pero tú te la ves porque es escuchar la canción de la intro y te vale la nostalgia televisiva para tragarte episodio tras episodio.

Lo haces mientras en un rincón pequeño de tu cerebro rucas la misma pregunta: ¿y si es que el original no era tan bueno como yo recuerdo? ¿Si lo que tiene ver series con 10 ó 18 años es que no sabes distinguir lo bueno de lo entretenido? ¿Si nunca lo distinguiré en la vida?

Y lo mismo pasará en unos meses con Las chicas Gilmore y más tarde -creo que va para largo- con Twin Peaks. Y pasaría incluso con una reunión de Friends por mucho que diga que yo no quiero una reunión de Friends. La nostalgia me puedo. A mi y a otros muchos.

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